2 dic 2016

Semblanza de un encuentro: Lola López Mondejar



ENCUENTROS CON AUTORA: LOLA LOPEZ MONDEJAR
Juan Antonio Martínez Piqueras

Cuando decidimos leer Lolita, de Vladimir Nabokov, en el club de lectura, pronto averiguamos dos cosas, a saber: la primera referencia de Lolita es anterior a Vladimir Nabokov, y corresponde a un cuento de corte gótico que un escritor y periodista alemán escribiese a principios del siglo veinte. Curiosamente esa Lolita era la hija de un hostelero de Alicante, a cuyo fatal amor de niña sucumbe el viajero alemán. La segunda, que la última novela de la autora molinense, también por nombre Lola (López Mondéjar), tenía por nombre "Cada noche, cada noche" (ed. Siruela, 2016) en clara alusión a un párrafo de Nabokov.
Encontramos, por supuesto, muchas más referencias a Lolita en toda la literatura posterior a la publicación del clásico rusoalemán, incluso la poética de Antonio Soto, pero seleccionamos sólo esas tres lecturas y, como resulta obvio, llamamos a la autora de "Cada noche, cada noche".
Lola López Mondejar es cercana en el trato y resolutiva en la acción. Enseguida abrió su agenda y nos guardó la única fecha que le quedaba libre de sus muchos compromisos.
Psicoanalista y psicóloga de profesión, Lola es polifacética; columnista de La Opinión de Murcia, durante años, colaboradora de radio y activa en las redes sociales, pasó del periodismo a la literatura en 1997 publicando su primera novela "Una casa en La Habana" en Editorial Fundamentos, a la que va sumando relatos cortos (reunidos algunos de ellos en "El pensamiento mudo de los peces" (ed. Páginas de Espuma, 2008), novela, ensayo y teatro breve, junto a numerosos artículos en diferentes medios y variada temática.
Su relación con Caravaca de la Cruz, que le gusta visitar, alcanza su culmen con la publicación de "Lenguas Vivas" (ed. Gollarin, 2008), y acude también a nuestro club para hablar de "Nudos de sangre".
Coordinadora del programa literario La mar de Letras (Cartagena 1999-2009), finalista y galardonada en diferentes premios literarios, nuestro encuentro con ella, tiene como sujeto su última novela y las lecturas de Lolita antes mencionadas.
Cuando toma la palabra nos cuenta de la fascinación que sintió ante la primera lectura que hiciera del Lolita de Nabokov y de cómo es una novela que llegó al mercado español como una historia de amor entre una adolescente y un hombre mayor cuando en realidad no es así.
Y de eso trata su novela "Cada noche..." en la que la hija de Lolita, superviviente al parto, nos hace partícipes de su propia historia y de la de su madre, haciéndonos ver como la historia de Vladimir es una historia de abusos y maltratos, de secuestro de una menor en nombre de una obsesión patológica disfrazada de amor que nunca puede llegar a justificar nada de lo que se describe en la novela.
Lola nos comenta como surgió en ella la necesidad de despojarse de esa admiración primera en la que cayó practicamente toda la intelectualidad occidental y de la que se sentía culpable  como mujer. Y para ello, usando su doble faceta de mujer y de escritora, lanzó su exhorcismo en forma de novela, para que nadie que leyese "Cada noche, cada noche" pudiese ya leer "Lolita como una historia de amor", sino como la historia de abuso y maltrato que representa.
Esos dos objetivos han llevado a nuestra autora más de cinco años de reflexión y documentación, en los que la autora ha ido buscando la voz adecuada y ha viajado por la mente y la geografía para plantearnos temas como la asexualidad (en un mundo donde el sexo está supravalorado), la elección de una muerte digna (documentandose en países con legislación sobre el tema) y, sobre todo, el maltrato y la violencia de género.
Nos habla Lola de un mundo machista predominante en el que la mujer ha sido moldeada según los intereses y visión del hombre. Nos habla de una sensación de revolución frustrada en la que la mujer no consiguió la liberación que tanto festejó toda una generación y de la necesidad de seguir reivindicando la igualdad.
La novela de Lola, al igual que la de Nabokov  y siguiendo el ejemplo del magistral Cervantes, está llena de guiños y juegos con el lector y las referencias literarias y culturales de toda una época. No estamos ante una narración lineal, sino que encontramos el género biográfico y epistolar, mezclado con la narrativa en la que la propia autora pasa a ser un personaje de su propia novela en un extraño juego de espejos y trampantojos literarios que, a poco que nos dejemos, nos hará implicarnos de lleno en la temática y hará, como pretende la autora, que ya nunca podamos leer "Lolita" como una historia de amor.
Termina el encuentro firmando algunos ejemplares y con la sensación de que dos horas son poco para desgranar esta obra. Por eso, aconsejamos leerla y remitimos a los lectores a la página de la autora donde podrán descubrir su prolífica obra.
Acompañando a Lola López Mondéjar por las calles de Caravaca,  nos comenta que le gustaría venir más a menudo; quien sabe si alguno de sus proyectos tenga sus frutos entre nosotros.

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