ENCUENTROS CON
AUTORA: LOLA LOPEZ MONDEJAR
Juan Antonio Martínez
Piqueras
Cuando decidimos
leer Lolita, de Vladimir Nabokov, en
el club de lectura, pronto averiguamos dos cosas, a saber: la primera
referencia de Lolita es anterior a Vladimir Nabokov, y corresponde a un cuento
de corte gótico que un escritor y periodista alemán escribiese a principios del
siglo veinte. Curiosamente esa Lolita era la hija de un hostelero de Alicante,
a cuyo fatal amor de niña sucumbe el
viajero alemán. La segunda, que la última novela de la autora molinense,
también por nombre Lola (López Mondéjar), tenía por nombre "Cada noche,
cada noche" (ed. Siruela, 2016) en clara alusión a un párrafo de Nabokov.
Encontramos, por supuesto, muchas más referencias a Lolita
en toda la literatura posterior a la publicación del clásico rusoalemán,
incluso la poética de Antonio Soto, pero seleccionamos sólo esas tres lecturas
y, como resulta obvio, llamamos a la autora de "Cada noche, cada
noche".
Lola López Mondejar es cercana en el trato y resolutiva en
la acción. Enseguida abrió su agenda y nos guardó la única fecha que le quedaba
libre de sus muchos compromisos.
Psicoanalista y psicóloga de profesión, Lola es
polifacética; columnista de La Opinión de Murcia, durante años, colaboradora de
radio y activa en las redes sociales, pasó del periodismo a la literatura en
1997 publicando su primera novela "Una casa en La Habana" en
Editorial Fundamentos, a la que va sumando relatos cortos (reunidos algunos de
ellos en "El pensamiento mudo de los peces" (ed. Páginas de Espuma,
2008), novela, ensayo y teatro breve, junto a numerosos artículos en diferentes
medios y variada temática.
Su relación con Caravaca de la Cruz, que le gusta visitar,
alcanza su culmen con la publicación de "Lenguas Vivas" (ed. Gollarin,
2008), y acude también a nuestro club para hablar de "Nudos de
sangre".
Coordinadora del programa literario La mar de Letras
(Cartagena 1999-2009), finalista y galardonada en diferentes premios
literarios, nuestro encuentro con ella, tiene como sujeto su última novela y
las lecturas de Lolita antes mencionadas.
Cuando toma la palabra nos cuenta de la fascinación que
sintió ante la primera lectura que hiciera del Lolita de Nabokov y de cómo es
una novela que llegó al mercado español como una historia de amor entre una
adolescente y un hombre mayor cuando en realidad no es así.
Y de eso trata su novela "Cada noche..." en la que
la hija de Lolita, superviviente al parto, nos hace partícipes de su propia
historia y de la de su madre, haciéndonos ver como la historia de Vladimir es
una historia de abusos y maltratos, de secuestro de una menor en nombre de una
obsesión patológica disfrazada de amor que nunca puede llegar a justificar nada
de lo que se describe en la novela.
Lola nos comenta como surgió en ella la necesidad de
despojarse de esa admiración primera en la que cayó practicamente toda la
intelectualidad occidental y de la que se sentía culpable como mujer. Y para ello, usando su doble
faceta de mujer y de escritora, lanzó su exhorcismo en forma de novela, para
que nadie que leyese "Cada noche, cada noche" pudiese ya leer
"Lolita como una historia de amor", sino como la historia de abuso y
maltrato que representa.
Esos dos objetivos han llevado a nuestra autora más de cinco
años de reflexión y documentación, en los que la autora ha ido buscando la voz
adecuada y ha viajado por la mente y la geografía para plantearnos temas como
la asexualidad (en un mundo donde el sexo está supravalorado), la elección de
una muerte digna (documentandose en países con legislación sobre el tema) y,
sobre todo, el maltrato y la violencia de género.
Nos habla Lola de un mundo machista predominante en el que
la mujer ha sido moldeada según los intereses y visión del hombre. Nos habla de
una sensación de revolución frustrada en la que la mujer no consiguió la
liberación que tanto festejó toda una generación y de la necesidad de seguir
reivindicando la igualdad.
La novela de Lola, al igual que la de Nabokov y siguiendo el ejemplo del magistral
Cervantes, está llena de guiños y juegos con el lector y las referencias
literarias y culturales de toda una época. No estamos ante una narración
lineal, sino que encontramos el género biográfico y epistolar, mezclado con la
narrativa en la que la propia autora pasa a ser un personaje de su propia
novela en un extraño juego de espejos y trampantojos literarios que, a poco que
nos dejemos, nos hará implicarnos de lleno en la temática y hará, como pretende
la autora, que ya nunca podamos leer "Lolita" como una historia de
amor.
Termina el encuentro firmando algunos ejemplares y con la
sensación de que dos horas son poco para desgranar esta obra. Por eso,
aconsejamos leerla y remitimos a los lectores a la página de la autora donde
podrán descubrir su prolífica obra.
Acompañando a Lola López Mondéjar por las calles de
Caravaca, nos comenta que le gustaría
venir más a menudo; quien sabe si alguno de sus proyectos tenga sus frutos
entre nosotros.
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