9 jul 2008

Si no vas, tú te lo pierdes

A menudo nos quejamos de la falta de actividades culturales; en realidad tendría que decir "oigo quejarse", pues de lo que yo me quejo es de la falta de recursos para organizarlas.
Sin embargo, a poco que miremos, es dificil no encontrar una exposición, conferencia, presentación, charla coloquio, mesa redonda, cursillo, y una larga lista de denominaciones aplicables a las actividades culturales. ...¿qué falla entonces?
Creo que falla la difusión de actividades, y, en algunos casos, la coordinación de programación de las mismas. Por supuesto que no todas las actividades son para todos, quiero decir que no tiene sentido pretender que todo el mundo acuda a todo, pues para los gustos están los colores, pero hay personas que tienen entre sus gustos una variedad muy amplia y se quejan de no poder acudir a una presentación porque les coincide con la obra de teatro (claro que esto puede ser acuciante en poblaciones donde el teatro y otras actividades son esporádicas), siendo además, por lo general, los que más hacer oir su disconformidad con los "entes programadores".
Abundando en el tema de difusión, es tal el bombardeo al que un ciudadano medio está sometido, que, de no contar con un canal selectivo, le resultará imposible establecer un nivel de prioridades medianamente satisfactorio, y, dado que pocos se pueden permitir la contratación de secretaria/o particular que sepa sus gustos y le reserve las entradas para los acontecimientos a los que desea acudir, el ciudadano consumidor de cultura (¿ccc?) está necesitado de un tipo de servicio intermediario que, conociendo su perfil, le haga llegar la publicidad de los eventos de forma personalizada, evitándole los que no sean de su interés pero ofreciéndole además opciones secundarias que le permitan ampliar su perfil de "consumo cultural".
Es un idea para que surjan nuevas empresas de documentalistas, supongo.

Lo que no nos dicen

Ansiosos de aprender, los humanos pasamos horas y horas delante de textos en diversos formatos, escudriñando en el significado de unos garabatos nacidos en los albores de la historia. Mejor dicho, nace la historia con la aparición de esos garabatos, con la posibilidad de poder traspasar la barrera del tiempo que dura una persona sobre la tierra (o su memoria en buen estado), dejando por escrito los conocimientos que atesoró en vida.
Tras las leyendas, los cuentos, la épica y el teatro, otras formas literarias facilitaron la difusión de la creación humana. Los productos de la imaginación y de la investigación se propagaron por igual gracias a Guttemberg (y otros muchos).
Llegó el momento en que los ilustrados quisieron elevar el nivel de la cultura popular y lo consiguieron en gran medida gracias al libro... Pero la contraofensiva fue terrible: miles, millones de textos saldrían de las imprentas a partir de cierta época sin garantía ni tan siquiera intención de elevar nivel cultural alguno. Por el contrario, la gran sombra proyectada por la luz de la palabra, ha producido aberraciones increibles y se ha conseguido tal ruido informativo, que el cerebro humano es incapaz de sintonizar adecuadamente la frecuencia que le conduzca por un camino ciertamente positivo para él. Por supuesto que siempre hay privilegiados, pero no fue para estos para los que escribieron aquellos ilustrados, pues ellos mismos ya disfrutaban de sus textos entre sí, si no para los que hasta entonces apenas habían tenido acceso a la lectura cuando no la habían tenido prohibida.
La enseñanza obligatoria trajo consigo algunos males que han pasado desapercibidos ante la evidencia de los grandes beneficios aportados y se ha conseguido una clase de analfabeto funcional acompañada muy de cerca por la del alfabeto que sólo interpreta lo escrito, sin pararse a cuestionar nada que no esté escrito ni, por supuesto aportar una idea que no haya leído a su vez en algún otro libro, convirtiendo las referencias culturales en una gran maraña que nadie se atreve a desliar porque se encontraría probablemente a sí mismo frente a un espejo leyendo un sólo libro que habla de otro libro referenciado por una tercera persona que nunca leyó el original.

8 jul 2008

¿por qué no miras aquí?

Consejos de la biblioteca

Hola:

Estos son algunos enlaces que nos parecen interesantes. Los tres primeros son autores caravaqueños; los dos últimos nos parecen interesantes por otras cosas.

tampoco dejéis de entrar alguna vez por http://www.bibliotecaspublicas.es/



http://blogs.periodistadigital.com/javierorrico.php

http://miguelsanchezrobles.blogspot.com/

http://www.luisleante.blogspot.com/

http://www.conmishijos.com/

http://lola-gracia.blogspot.com/

esto es lo que buscas

En realidad no se si esto es lo que buscas, ¿cómo saberlo?. Las ofertas no siempre se ajustan a las demandas, por eso existe la publicidad, cuya utilidad más sutil quizá sea ajustar la demanda a la oferta, es decir: como no puedo saber si mi producto es lo que buscas, voy a hacer que busques mi producto. Te voy a convencer de que tú buscas lo que yo ofrezco. Lo necesitas realmente para vivir, para realizarte como persona y vas a depender de mi oferta para conseguir tu felicidad.
Existen otros planteamientos posibles, pero ese es el que impera en las relaciones del individuo con la sociedad "de consumo".
Para un bibliotecario (y espero que para más gente), lo correcto sería lo contrario: personas que sean capaces de discernir y hacer llegar las necesidades reales de productos que van a consumir hasta los productores o servidores de los mismos.
Una biblioteca puede limitarse a ser una vía de comunicación entre el usuario y la cultura (como una autopista sin señales de orientación) o colocar de forma visible ciertas señales orientadoras para que el usuario pueda escoger hacia dónde va y cómo. Por supuesto que entre las señales habrá alguna de limitación (porque prohibir es algo tan lejano...), limitaciones que, en muchos casos están impuestas por elementos ajenos a la divulgación como legislación sobre derechos de autor o similares, en cuyo debate no quiero entrar ahora.